sábado

BANMAT

El siguiente es el texto completo de una carta que publiqué en el Diario La República el día martes 20 de marzo, la que comparto con ustedes.

Estimado amigo:

En los últimos 25 años, la mezquindad política y los intereses económicos han desnaturalizado y hasta desaparecido importantes programas e instituciones como Cooperación Popular, Banca de Fomento para la Industria, Vivienda y Agricultura, PRONAMACH, Cocinas Familiares, etc., con experiencias valiosas y útiles en la lucha contra la pobreza y en cualquier proceso serio de inclusión social.

A los mencionados motivos, se suma ahora la corrupción. Aprovechando el Informe de la Investigación a la corruptela perpetrada por funcionarios apristas en el Banco de Materiales (BANMAT), la Comisión de Fiscalización del Congreso acaba de caer en un despropósito, al aprobar por 11 votos a favor, 2 en contra y 2 abstenciones la recomendación de su liquidación, con lo que también estaría liquidando una opción valedera para las clases C, D, y E, en su derecho a acceder a una vivienda de interés social digna.

El BANMAT, se creó en el segundo gobierno del Presidente Belaunde, convirtiéndose en un instrumento importante en la mejora de la vivienda básica y construcción para los pueblos jóvenes, mediante el crédito en materiales a bajos intereses y con colocaciones descentralizadas, el 36% en Lima y el 64% en las provincias del interior, cuyos resultados en ese periodo fueron exitosos, entre otros motivos, por la honestidad de sus conductores.

El hecho de que funcionarios de los gobiernos que lo sucedieron hayan depredado el banco hasta ponerlo en la dolorosa situación de hoy, no debe ser causal para liquidarlo. Lo racional es -en primer lugar- sancionar con todo el peso de la ley a los corruptos y que el Ejecutivo disponga su reestructuración integral, encomendando su dirección a un Directorio integrado por gente capaz y decente, que sea supervisado por la SBS, en concordancia con el esfuerzo de la inclusión social y siga adelante, compitiendo.

El Pleno no debe aprobar el despropósito, pues se estaría liquidando una institución con fin social de necesidad vigente, cuyos activos, cartera de cobranza y personal pasarían al Fondo Mi Vivienda, pudiendo, según parece, otorgar créditos dinerarios o de materiales, cuando es sabido que el fondo es una institución de segundo piso que no puede otorgar créditos directos, por lo que estaría “obligado” a usar la intermediación financiera. He ahí el detalle y el motivo del regocijo de los devotos del mercado en el MVC.

 
Atentamente,
Pedro Morales Mansilla